«Una historia crea una realidad que, a su vez, refuerza la historia».
John Welwood, Hacia una psicología del Despertar
El camino de la psicoterapia no se trata solamente de descubrir nuestros mecanismos defensivos y aflicciones predominantes o elaborar experiencias dolorosas pasadas, sino de desarrollar amplitud mental y confianza en la capacidad para enfrentarnos con la adversidad inherente a la vida. Es un espacio-proceso a través del cual se internalizan herramientas para que ello acontezca.
Cuando empezamos a cuestionar la veracidad del entramado de concepciones y presunciones en nuestra mente, y reconocemos cómo nuestras narrativas se convierten en profecías auto-cumplidas, empieza a abrirse un portal hacia la libertad, conjunta a la responsabilidad: Libertad, porque de modo paulatino dejamos de aferrarnos intensamente a las narrativas alrededor de las cuales construimos nuestra «identidad»; y responsabilidad, en el sentido de que nos damos cuenta del rol que tiene este aferramiento en el tormento interno que experimentamos.
Como bellamente lo explica el psicólogo estadounidense Welwood, es en este proceso emancipador de des-identificación que damos gradualmente lugar a la experiencia de nuestra cordura básica fundamental.
Así es que las prácticas contemplativas, legado de las tradiciones milenarias orientales, se fusionan con la Psicología Occidental y los aportes de las Neurociencias —aplicados a la práctica clínica— para ofrecer un encuadre y metodología que no solamente acompaña al paciente/consultante a sanar o a volverse más funcional, sino a conectarse con su bondad innata, cultivar fortaleza, resiliencia y regar las semillas de la compasión consigo mismo y los demás. A cultivar el bienestar, que es una habilidad.
Al adentrarnos en nuestra mente y su profundidad psico-espiritual más allá de las experiencias transitorias, transformamos la forma en que nos vinculamos con la vida, el mundo y esencialmente con la vulnerabilidad; al mismo tiempo que con el precioso potencial de nuestra humanidad.
Deseo esta breve reflexión les sea de inspiración e utilidad.
Un abrazo cálido fraternal desde Dharamsala.