«La naturaleza de la mente es una claridad luminosa;
las impurezas son adventicias»Dharmakirti
En el contexto de la Psicología Budista, «Ciencia Budista de la Mente», exploramos la pureza inherente de la mente, contrastándola con la naturaleza temporal y superficial de las aflicciones. Estas aflicciones, que no forman parte esencial de la mente, pueden ser superadas.
Guiados por esta comprensión, nos entregamos a la práctica con el propósito de gradualmente disminuirlas y, eventualmente, eliminar la ignorancia fundamental, la cual es la raíz de todas las demás delusiones. Es a través de esta noción fundamental del carácter adventicio de las aflicciones mentales, que aspiramos a librarnos completamente del sufrimiento, y practicamos con este fin.
Este entendimiento, aun cuando empleemos las herramientas milenarias de la Psicología Budista en busca de un mayor bienestar en esta vida, tiene el poder de revolucionar la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos. Puede alterar nuestra percepción de quiénes somos y nutrir nuestra confianza personal. Siguiendo el consejo de mi maestro Lobsang Chögyal Rinpoche, incluso cuando nos veamos momentáneamente abrumados por una emoción, como la rabia o el apego, podemos afrontarla con una actitud juguetona y decirle internamente: «¡Solo es cuesión de tiempo antes de que te supere!»
Si quisieras adquirir más herramientas para cuestionar tus presunciones sobre ti mismo y la realidad e incrementar tu autoconfianza, te invito a agendar tu entrevista inicial para comenzar juntos un proceso de psicoterapia.
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«No soy defectuoso por naturaleza. La naturaleza básica de mi mente es límpida, impoluta».
La monja budista estadounidense, Bikshuni Thubten Chödrön, nos propone que pensemos de este modo para no desanimarnos ante la persistencia de nuestras aflicciones mentales y el aparente fracaso en el intento de dominar nuestros hábitos emocionales nocivos más arraigados.
Como mencionamos anteriormente, en la Psicología Budista estudiamos sobre la cualidad incontaminada de la naturaleza de la mente, y por lo tanto, sobre el carácter adventicio (གློ་བུར་བ་ lo bur wa) de las aflicciones —cuyo significado es que no residen en la naturaleza de la mente y pueden erradicarse—. Es basándonos en esta noción que nos dedicamos a la práctica para gradualmente reducir las aflicciones y, en algún momento, erradicar la ignorancia raíz (que es el origen de todas las demás aflicciones), para así librarnos de todo sufrimiento.
Continúa aconsejándonos Ven. Chödrön: «Cuando tenemos la idea de que la naturaleza fundamental de nuestra mente es pura, entonces eso nos da una base válida para la autoconfianza, porque sabemos que cualquier aflicción mental que tengamos es algo que podemos eventualmente erradicar; eso no es lo que somos. No necesitamos desarrollar una identidad en torno a nuestras aflicciones mentales».
Qué poderosa esa última noción, ¿no es cierto? 𝘕𝘰 𝘯𝘦𝘤𝘦𝘴𝘪𝘵𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘢𝘳𝘳𝘰𝘭𝘭𝘢𝘳 𝘶𝘯𝘢 𝘪𝘥𝘦𝘯𝘵𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘦𝘯 𝘵𝘰𝘳𝘯𝘰 𝘢 𝘯𝘶𝘦𝘴𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘢𝘧𝘭𝘪𝘤𝘤𝘪𝘰𝘯𝘦𝘴 𝘮𝘦𝘯𝘵𝘢𝘭𝘦𝘴. Podemos, en cambio, comenzar a identificarnos con aspectos más saludables de nosotros mismos, con las expresiones bondadosas y compasivas que emergen de nuestro buen corazón, con nuestra capacidad de transformarnos, y con el potencial de cultivar exponencialmente la sabiduría y ser de beneficio para nosotros mismos y los demás.
Un abrazo desde Dharamsala, allí adonde estés 🤍