Uno de los mayores beneficios que he encontrado en mi experiencia de estudiar la profunda 𝘊𝘪𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢 𝘉𝘶𝘥𝘪𝘴𝘵𝘢 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘔𝘦𝘯𝘵𝘦 (Psicología Budista) es 𝘤𝘰𝘯𝘰𝘤𝘦𝘳 𝘮𝘪𝘴 𝘱𝘳𝘰𝘱𝘪𝘰𝘴 𝘦𝘳𝘳𝘰𝘳𝘦𝘴. A medida que una va adentrándose en el estudio de la mente y las concepciones erróneas sobre la naturaleza de la realidad —acerca de cómo existen una misma y los demás—, va estableciendo a través de la razón porqué es que en la mente se origina el sufrimiento que una padece.
Para poder comprender apropiadamente las escrituras, es preciso observar lo estudiado en la propia experiencia: las aflicciones mentales y los errores que una comete en la percepción, que luego se traducen en actos y palabras que dañan a sí misma y a los demás.
Una vez mi maestro nos aconsejó que al volver a casa después de clase, anotáramos nuestras faltas. Fue así que yo comencé el «Diario de mis defecto y errores», en el que llevo a cabo un trabajo de introspección para identificar con franqueza mis falencias y proponerme métodos concretos para sobreponerme a ellas. Por ejemplo, ante la preponderancia de tal aflicción, meditar diariamente en su antídoto.
Al contrario de lo que el primer juicio sobre esto pudiera sugerir —que una va a desalentarse y dejar de confiar en sí misma—, esta labor de honestidad cabal cotidiana ayuda en el proceso de incrementar la auto-confianza, puesto que una empieza a tener una auto-imagen más atinada, una creciente humildad y sentido de responsabilidad.
En mi experiencia, este resultado me conlleva a poder ser más comprensiva conmigo misma y los demás (porque me vuelvo más consciente de cuánto tengo por trabajar y el esfuerzo y tiempo que requiere), y me alienta a seguir profundizando en mis estudios y en mi práctica de contemplación y meditación, para seguir transformando mi mente.
¿Qué les surge a partir de esta reflexión?
Un abrazo amoroso a cada uno desde Dharamsala, con sumo respeto por la labor interna en sus caminos 🤍